Regaliz (Glycyrrhiza glabra)





El regaliz es originario del este de Asia, y allí se ha cultivado desde hace mucho tiempo. También se planta en China, Oriente Medio, Turquía, Pakistán, la India, Rusia, el norte de África y en el Mediterráneo. Los antiguos romanos y griegos ya usaban sus raíces. Teofrasto lo usaba para apagar la sed, para las úlceras de estómago y el asma. Se dice que Napoleón masticaba tanto regaliz que se le quedaron los dientes negros.

Descripción

Arbusto muy resistente, de hoja perenne, llega a crecer entre 1 y 2 metros de altura. Durante el invierno, muere y se mantiene inactivo después de despojarse de sus hojas. Durante los dos primeros años es de crecimiento lento, aunque luego empieza a crecer de manera exuberante.
Hojas: elegantes, puntiagudas, pequeñas y plumosas (como las de la acacia), en épocas de sequía suelen marchitarse por la noche, pero al llegar el amanecer reviven otra vez.
Flores: atractivas, de color lavanda-azul-blanco o amarillo-blanco, crecen en racimos a finales de la primavera, principios de verano. Polinización; abejas y otros insectos.
Fruto: pequeño, plano, parecido a un guisante, tiene vainas suaves, de 2 a 3 cm de longitud, se vuelve marrón después de madurar. Tiene entre 1 y 7 semillas muy pequeñas, marrones, con forma de riñón.

Gastronomía

El regaliz tiene un sabor dulce, característico, diferente de cualquier otro, aunque quizá no supere al anís o al hinojo. Se utiliza como golosina y es popular tanto entre los niños como entre los adultos. También se usa en postres y en bebidas alcohólicas, y a veces se añade al tabaco como aromatizante. Al contrario que muchos dulces, el regaliz presenta la ventaja de que es saludable.
El extracto de regaliz puede comerse en palitos o en caramelos, con divertidas formas que vuelven locos a los más pequeños. También se añade al polvo de las cinco especias chinas y se usa para disimular el mal gusto de algunas medicinas.



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